Hoy te contamos las principales diferencias entre el hambre fisiológica y el hambre emocional:
El hambre emocional genera necesidad de comer aunque no tengamos hambre fisiológica. Suele aparecer como respuesta a un evento o estado de ánimo, generalmente de carácter negativo, como la tristeza, la frustración o el dolor o ante situaciones de estrés, preocupaciones, tensión o ansiedad.
Nuestra psicóloga, Victoria Bermejo, nos cuenta cómo evitar el hambre emocional mediante dos métodos diferentes:
1. MINDFULNESS EATING: consiste en comer más conscientemente, de manera que se coma lo suficiente para estar satisfecho, ni más ni menos.
Con la alimentación consciente podemos aprender a diferenciar sensaciones (estar satisfecho, hambriento o simplemente querer comer algo rico) y buscar una solución distinta a la comida en aquellas situaciones en las que un evento o emoción negativa nos ha generado un impulso de comer descontroladamente.
2. ALIMENTACIÓN INTUITIVA: este enfoque enfatiza la confianza en las sensaciones percibidas de hambre y saciedad, evitando o reduciendo las situaciones en las que se come emocionalmente.
Esta técnica para evitar el hambre emocional tiene cuatro principios básicos que debemos cumplir:
- Darnos permiso para comer cuando tenemos hambre, percibiendo cada comida como emocionalmente neutral y sin hacer distinciones entre alimentos buenos o malos.
- Querer y apreciar nuestro cuerpo.
- Comer para satisfacer el hambre física y no emocional.
- Confiar en que las señales percibidas nos guiarán correctamente hacia lo que necesitamos fisiológicamente, seleccionando así los alimentos que mejor nos sienten.
Si necesitas más información, no dudes en pedir cita con nuestra psicóloga llamando al 968 82 20 15.